Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y el lanzamiento de una agresiva política arancelaria, los mercados mundiales de renta variable se preparan para una nueva fase de incertidumbre. Las políticas comerciales de corte proteccionista, que ya ocuparon un lugar destacado bajo la anterior Administración, vuelven a estar en el punto de mira y podrían afectar significativamente a algunos sectores.

Según un análisis del Equipo de Políticas de Morgan Stanley Wealth Management, los nuevos aranceles estadounidenses, en particular los dirigidos a China, México y Canadá, ya están teniendo efectos tangibles. Los inversores están empezando a recalibrar sus estrategias a la luz de un entorno cada vez más polarizado, en el que los valores vinculados a las exportaciones y las cadenas de suministro mundiales están bajo presión.

Veamos qué sectores y valores están más expuestos y cuáles, por el contrario, podrían representar refugios defensivos en esta fase de realineación de las dinámicas comerciales internacionales.

Materiales y energía son los sectores más vulnerables

Las empresas con fuerte exposición a mercados extranjeros son las primeras en verse afectadas por la nueva oleada de aranceles. Según el Índice de Riesgo Arancelario de Morgan Stanley, las acciones relacionadas con las exportaciones a China han caído un 22% desde principios de año y las destinadas a México, un 10%.

Las empresas de los sectores de materiales (como acero y aluminio) y energía se han visto especialmente afectadas. En estos sectores, la parte de los ingresos generados en el extranjero puede superar el 50%, lo que hace a las empresas vulnerables a los reveses directos (aumento de los costes de importación) e indirectos (represalias de los países afectados).

Ya en 2018, por ejemplo, los aranceles sobre los paneles solares y las lavadoras provocaron un desplome de más del 11% en los índices sectoriales durante los 6 meses siguientes. Hoy parece perfilarse un déjà-vu.

Entre los valores más arriesgados se encuentran nombres conocidos del sector de los semiconductores, las grandes tecnológicas con cadenas de suministro muy globalizadas y los productores de materias primas industriales cuya competitividad está ligada inseparablemente a los costes de suministro.

Defensivos en el punto de mira: sanidad, servicios públicos y software

En caso de que la estrategia arancelaria se afiance de forma estructural y duradera, los inversores podrían decantarse por valores defensivos, menos sensibles a las guerras comerciales. Entre los sectores en los que invertir con aranceles figuran la sanidad y los servicios públicos, históricamente más resistentes en tiempos de inestabilidad.

Los servicios -en particular el software, la ciberseguridad y la tecnología de defensa- también podrían salir relativamente indemnes porque están menos ligados a la producción física. Por tanto, están menos expuestos a los flujos comerciales y se benefician de tendencias estructurales favorables, como la adopción generalizada de la inteligencia artificial y el aumento del gasto en seguridad digital.

Cíclicas en observación, ¿escalada o compromiso?

Los sectores cíclicos -como el consumo discrecional y los bienes industriales- corren más riesgo. El aumento de los costes de importación y la ralentización del comercio mundial podrían reducir los márgenes y la demanda. En particular, las marcas con fuerte exposición a los consumidores de renta baja pueden sufrir más que otras en un contexto de inflación arancelaria.

Esto no significa que todas las empresas cíclicas (es decir, aquellas cuyos resultados dependen en gran medida del ciclo económico, como las de los sectores del automóvil, la moda, el turismo, etc.) vayan a sufrir necesariamente las consecuencias de los aranceles o de las dificultades del comercio mundial.

La lógica proteccionista y la apelación a la «seguridad nacional» parecen impulsar el actual enfoque arancelario. Es probable que veamos una mayor escalada arancelaria hacia China y otros países percibidos como competidores estratégicos. Por el contrario, frente a socios como Canadá y México, con los que EE.UU. tiene cadenas de valor integradas, pueden prevalecer las concesiones y los acuerdos temporales.

Para los inversores, el entorno exige una gestión activa de las carteras, atenta a la selección sectorial y geográfica. La rotación hacia valores defensivos, la preferencia por las empresas orientadas a los servicios y la evaluación de las empresas individuales con respecto a su exposición a los flujos mundiales se convertirán en elementos centrales para afrontar los próximos meses.

quifinanza.it: Aranceles de Trump ponen en riesgo las acciones ¿Es momento de no invertir?


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